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Salud | José Luis Soto

América Latina está luchando por contener las crecientes infecciones por COVID-19 mientras enfrenta una recesión casi certera y los impactos relacionados, pero las políticas que priorizan a las personas pobres y vulnerables pueden ayudar a mitigar la pobreza y la desigualdad ya extremas de la región, según un nuevo estudio del PNUD.

Antes de la pandemia, el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyectaba un crecimiento económico de solo 1,6% para la región en 2020, con recesiones en varios países. En abril, proyectó una contracción del 5,2%, con casi todos los países en recesión. Las naciones caribeñas dependientes del turismo podrían ver una caída del PIB entre 5 y 10%, empeorando la pobreza crónica, la desigualdad y la inseguridad de la región.

Al 24 de junio, América Latina y el Caribe tenía 2.154.566 casos confirmados y un total de 100.214 muertes, lo que afecta a los sistemas de salud crónicamente subfinanciados. Brasil, México, Perú, Ecuador y Chile tienen el mayor número de muertes en la región, y Brasil ahora tiene el mayor número de muertes en todo el mundo después de los Estados Unidos. Los expertos también temen que algunos países estén subestimando el número de infecciones por COVID-19 y muertes relacionadas.

La Iniciativa de Pobreza y Desarrollo Humano de Oxford ha propuesto tres indicadores para captar el riesgo de infección por COVID-19: la falta de acceso al agua potable, el uso de combustibles nocivos dentro de los hogares y la desnutrición. Según esas medidas, 142 millones de personas corren el riesgo de contraer COVID-19 en América Latina, aproximadamente una cuarta parte de la población de la región.

Los ciudadanos de la región están preocupados. Una encuesta realizada a más de 1.000 personas en Argentina e informes de otras 15 oficinas de país del PNUD en la región encontró que los latinoamericanos mencionaron tener grandes preocupaciones relacionadas con las medidas de cierre dirigidas a contener la pandemia. Las principales preocupaciones fueron:

Ingresos: 12 de 16 países mencionaron la caída de los ingresos entre las principales preocupaciones; 10 mencionaron la caída de los ingresos como su principal preocupación.

Salud: 8 de los 16 países mencionaron los problemas relacionados con la salud, como el acceso a los medicamentos y servicios de salud, entre las principales preocupaciones.

Violencia doméstica: seis de los 16 países mencionaron la violencia doméstica entre las principales preocupaciones, impulsada por los altos niveles de abuso de alcohol y drogas en las zonas pobres.

Suministros de alimentos: cinco países mencionaron el acceso a los alimentos entre las principales preocupaciones.

Discriminación: Cinco países mencionaron la discriminación o exclusión de minorías, migrantes o miembros de la comunidad LGBTIQ como una de las principales preocupaciones.

Hacinamiento: Cinco países mencionaron el hacinamiento entre las principales preocupaciones.

Educación: el informe en profundidad para Argentina descubrió que el acceso limitado a la educación en línea y el fracaso del gobierno para proporcionar folletos impresos a todos los niños habían interrumpido gravemente el aprendizaje, lo que probablemente aumentó el riesgo de que los estudiantes abandonen la escuela para siempre.

Las acciones políticas pueden limitar el daño a largo plazo

Según el estudio, se necesita una acción urgente en múltiples áreas relacionadas: en el frente epidemiológico, sanitario y de saneamiento; en el frente económico, en los mercados laborales; y en la protección social.

En el estado actual de emergencia, los gobiernos deben priorizar campañas transparentes de información pública, planificar estrategias que involucren a grupos marginados en áreas urbanas y comunidades indígenas, garantizar el acceso a agua limpia, jabón, alimentos, ingresos y otros artículos esenciales, garantizar la conectividad a Internet, usar espacios diferentes a los hospitales para aislar a los pacientes con COVID-19, y diseñar estrategias para mover pacientes de manera segura entre las instalaciones médicas.

Más tarde, los gobiernos deberían proporcionar pruebas gratuitas de COVID-19 a los grupos más pobres y vulnerables, seguir abriendo nuevos centros de aislamiento, garantizar el acceso al agua potable, garantizar que los grupos marginados posean dispositivos que les permitan ser rastreados, ampliar la inclusión financiera digital, proteger los medios de vida y proporcionar transferencias monetarias a las personas pobres.

También deben diseñar programas de empleo temporal, distribución directa de alimentos seguros, implementar recortes o aplazamientos de impuestos, evitar recortes de servicios básicos como el agua, la electricidad y Wi-Fi, mitigar la violencia doméstica, mantener la educación y garantizar el acceso a la salud y la medicación más allá COVID-19, dice el estudio.

PNUD a nivel de país

El PNUD está trabajando en toda América Latina y el Caribe para ayudar a contener la pandemia y mitigar sus impactos sociales y económicos:

En Argentina, el PNUD ha desarrollado una campaña de redes sociales que promueve las finanzas inclusivas. #PlataSinBanco explica las alternativas actuales para retirar dinero de un cajero automático local, incluso sin una tarjeta de débito o cuenta bancaria. Este programa apoya el esfuerzo de Emergencia de Ingresos Familiares del gobierno nacional para ayudar a las poblaciones más pobres y vulnerables, entre otras medidas. El PNUD también se asoció con los laboratorios regionales de innovación a través de un Hackathon virtual, reuniendo a más de 800 socios y 2.000 propuestas para hacer frente a COVID-19.

En Barbados, para generar empleos y entregar alimentos de manera segura, el PNUD y FarmFinder están diseñando un portal digital de agricultura y pesca para conectar de manera más efectiva a los vendedores y consumidores, incluido un sistema para rastrear los productos locales de cultivo y pesca.

En Haití, el PNUD está trabajando para reprogramar los fondos existentes, con el acuerdo de los donantes, para obtener EPP esencial, apoyar al personal médico y los sistemas judiciales y correccionales.

En Honduras, el PNUD está brindando asistencia técnica para priorizar a los hogares más afectados por la crisis para recibir apoyo social y transferencias de alimentos y está lanzando un mecanismo de transferencia de efectivo que llegará a unas 500.000 personas.

En México, el PNUD y ONU Mujeres están creando capacidad de respuesta y unidades de prevención de la Secretaría de la Mujer del Gobierno de la Ciudad de México, que apoyan a las mujeres víctimas de violencia doméstica y de género. El PNUD también está trabajando con la Fundación Zurich para apoyar a 6.000 familias de 100 comunidades con altos niveles de pobreza, en el sur de México.

Fuente: https://www.undp.org/content/undp/es/home/news-centre/news/2020/LAC_COVID19_infections_surge_as_countries_face_recession.html