En la superficie localizada al oeste de la República Dominicana se encuentra un espacio de encuentros, relaciones, dinámicas y actividades vinculadas entre sí, el cual necesita de una mirada especial que impulse el desarrollo armónico de todo su territorio para el beneficio de sus residentes y del resto del país.
Este espacio localizado en la zona fronteriza ocupa un quinto de la superficie de todo el país (10,823 Km²) y se encuentra compuesto por cinco provincias limítrofes con la República de Haití (Montecristi, Dajabón, Elías Piña, Independencia y Pedernales) y dos contiguas (Santiago Rodríguez y Bahoruco); siete provincias en total con un gran potencial y a su vez con enormes limitaciones que han retrasado el desarrollo que requiere la zona en cuestión para beneficio de toda la nación.
Las proyecciones del total de población residente en esta zona ascienden a 498,000 habitantes, lo cual representa el 4.8% de la población nacional (ONE 2020), para una densidad poblacional de 46.01 Habs./Km², muy por debajo del promedio nacional (216.3 Habs.Km²).
La disminución histórica de esta población, como resultado del bajo crecimiento demográfico y las elevadas tasas de emigración (17 por cada mil habitantes), ha impactado en el despoblamiento progresivo de esta zona.
A nivel espacial, esta población se encuentra dispersa en todo el territorio fronterizo, con un predominio de residentes en pequeños asentamientos rurales (40%), en contraste con el 25.7% que reside en las zonas rurales a nivel nacional.
Uno de los mayores retos para impulsar el desarrollo de la zona fronteriza es revertir los índices de pobreza registrados, los cuales son superiores a la media nacional; por señalar un aspecto, a nivel municipal, los registros indican que cinco (5) de los siete (7) municipios más pobres del país se encuentran en la zona fronteriza, con un % de hogares pobres (ICV) superior al 80%, entre los que se destacan: Juan Santiago (93%), Hondo Valle (85%), Pedro Santana (83%), Cristóbal (83%) y Los Ríos (80%) (MEPyD 2014).
A pesar del estado de vulnerabilidad de la población residente en la zona fronteriza y de las precariedades históricas en este espacio estratégico de la nación, existe un potencial endógeno en el territorio en cuestión que sirve de base para avanzar en el desarrollo social y productivo, que requiere mejore los niveles de habitabilidad básica de sus habitantes.
Para tales fines se requiere fortalecer una acción gubernamental integral que se materialice en una inversión pública priorizada, ordenada y articulada, sustentada sobre una visión estratégica que vincule las iniciativas del sector productivo para juntos contribuir en revertir los indicadores de vulnerabilidad registrados y a su vez devolver la esperanza a los habitantes de las siete provincias que conforman la zona fronteriza.
Erick Dorrejo/DiarioLibre