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El valor de las exportaciones regionales disminuirá un 23% durante este año y provocará el peor desempeño en ochenta años. El COVID-19 también causará una profunda caída de las importaciones, estimada en un 25%, la peor cifra en cuarenta años y superior al 24% registrado durante a la crisis financiera de los años 2008 y 2009, según las proyecciones de la comisión económica para la región.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe analizó este jueves los efectos del COVID-19 en el comercio internacional y la logística en los países del subcontinente.

En una videoconferencia, la secretaria ejecutiva de ese organismo de las Naciones Unidas explicó que el desplome en las importaciones y exportaciones se produjo en el marco de un comercio mundial que acumula una caída del 17% entre enero y mayo.

El desplome de las exportaciones por países y bloques comunitarios

La mayor contracción de las exportaciones entre enero y mayo de este año se produjo en la Comunidad Andina con un 23%, mientras que el valor de las exportaciones del MERCOSUR se redujo en un 12% y el de México disminuyó un 20,8%, debido principalmente al desplome de los envíos manufactureros.

Los únicos cuatro países que aumentaron sus exportaciones durante este periodo fueron todos centroamericanos: Costa Rica (2%), Honduras (2%), Guatemala (3%) y Nicaragua (14%).

La CEPAL atribuyó este aumento a una combinación de factores que incluyó “mayores ventas de suministros médicos y equipos de protección personal (especialmente mascarillas), de productos agrícolas (cuya demanda no se ha visto tan afectada por la pandemia), y la relativa resiliencia que ha mostrado el comercio intracentroamericano.”

Por sectores, las únicas exportaciones de bienes que lograron un tímido aumento fueron las agrícolas y las agropecuarias -0,9%-, mientras que la minería y el petróleo y las manufacturas, con caídas del 25,8% y 18,5% respectivamente, sufrieron pronunciados descensos.

Los primeros cinco meses del año contabilizaron fuertes caídas en el valor de los envíos de América Latina y el Caribe a Estados Unidos (22,2%), la Unión Europea (14,3%) y a la propia región (23,9%), mientras que los fletes a China cayeron menos de un 2% durante ese periodo recuperándose durante abril y mayo debido a la gradual reapertura económica del gigante asiático.

Las estimaciones para la totalidad del año prevén que la mayor contracción de exportaciones regionales se registre hacia Estados Unidos (32%) y hacia la propia región (28%), en tanto que los envíos a China caerían solo un 4%.

Las importaciones también en caída libre

La baja en las importaciones en los cinco primeros meses del año también afectó a todos los países de la región, con un 17,1%, y en todas sus categorías (bienes de capital, insumos intermedios, bienes de consumo y combustibles, esta última la más afectada de todas con una caída del 34%), producto de la profunda recesión por la que atraviesa la región.

La publicación afirma que es particularmente preocupante la contracción de las importaciones de bienes de capital y de insumos intermedios (14,5% y 13,6%, respectivamente), que afectará la tasa de inversión y comprometerá la recuperación.

Colapso del turismo

Bárcena destacó que el “colapso del turismo desploma las exportaciones de servicios”, especialmente del Caribe, y que el comercio intrarregional también sufrirá una fuerte contracción del 23,9%, especialmente de manufacturas.

“El tráfico aéreo regional sufrió un verdadero derrumbe en este período: -95% en pasajeros y - 46% en carga, siguiendo la tendencia mundial, mientras que el cierre de actividades productivas, medidas sanitarias más estrictas y obstáculos administrativos han frenado también al transporte terrestre”, señala el informe.

También explica que disminuye el comercio marítimo de contenedores pero que, a pesar de la caída del tráfico marino durante este año, aumenta el costo de los fletes marítimos de estos.

La integración regional como objetivo prioritario

Ante la mayor caída del volumen de comercio de América Latina, Bárcena subrayó la importancia de “repensar nuestra inserción internacional en función de una mayor regionalización”, y que se ha de producir “un fortalecimiento de los bloques regionales y subregionales” ya que permitirá el avance “en manufacturas y en mayor innovación tecnológica”.

Ante una economía mundial “más incierta y regionalizada”, la CEPAL apuntó que es fundamental profundizar la integración regional. “Para ello es necesario impulsar cadenas de valor regionales en sectores estratégicos aprovechando la escala que ofrece un mercado de 650 millones de habitantes, promover la agenda de “comercio sin papeles” y un mercado común digital, reducir la vulnerabilidad de la región ante shocks externos, y generar una interlocución más simétrica con Estados Unidos, China y Europa”.