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Opinión | Miguel Ángel Cid Cid/Consultor Internacional

La designación de Milagros Germán como Ministra de Cultura desató los celos en sectores intelectuales y artísticos. Los intelectuales –algunos muy engreídos-- no soportan que una presentadora y productora de televisión ocupe un puesto de tan alto nivel. Pero algunos artistas tienen años esperando ocupar un puesto como ese.

Los detractores de la Diva alegan que no sabe de política. Se olvidan que el padre de sus tres hijos fue uno de los políticos dominicanos más completos del siglo XX pasado. La critican porque suponen que no dio pie con bola como directora de comunicación de la presidencia, pero resulta que la designaron en un puesto de mayor jerarquía.

Los que opinan que Milagros carece de formación cultural se olvidan de su historial en los medios. Ella gestionó un programa de televisión que duro años cosechando éxitos. Para conseguir lo que German a hecho en la televisión dominicana se requiere tener condiciones de liderazgo y capacidad de gestión. Y eso es lo que necesita el Ministerio de Cultura. Necesita de una persona capaz de construir sinergia entre los integrantes del equipo de la institución.

La Diva ha demostrado que es una mujer fajadora. Si ella se emplea en el ministerio igual como lo hizo en sus programas, los éxitos lloverán. Es decir, el ministerio está en buenas manos.

Pero el profesor Manuel Matos Moquete, en su muro de Facebook, (8 de septiembre 2021), dijo: “El desconcierto del intelectual de hoy viene del hecho que la cultura del espectáculo se ha ampliado gracias a la tecnología y a los modernos medios de comunicación, ocupando la atención de la sociedad en sus múltiples sectores, actividades e intereses, incluyendo la vida intelectual del académico, del investigador, del artista y del escritor”.

Esto quiere decir que lo que Milagros ha hecho durante años en la televisión, también es gestión cultural.

El intelectual de hoy que cita Matos Moquete está dolido porque el espectáculo de la cultura a ellos se les negó. Los eruditos prefieren que la cultura siga siendo lo que fue siempre. Que la cultura sea una actividad de la élite.

Pero nadie gritó cuando designaron ministro de cultura al cantante del Sótano.  Más aún, el cantautor salió del Ministerio de Cultura para ocupar el puesto de Embajador ante la UNESCO. Silencio, y todo fue silencio. Silencio.

El Presidente Luis Abinader demuestra que no es tan tayota como lo pensaban. Otra posibilidad es que, el mandatario crea que más allá de los eruditos, otros podrían gestionar la cultural. Que su intuición le diga que la presentadora de televisión es lo que necesita la institución. Que saber de cultura no se reduce a la intelectualidad. 

Cuando Trujillo se impuso como el “Jefe”, los intelectuales de entonces dejaron guardado el discurso crítico para caer de rodillas frente al Poder. Esa vieja práctica se hizo costumbre. 

En suma, ya se dijo que el Ministerio de Cultura, lo que necesita es gestión cultural. Necesita hacer sinergia con el equipo de gestores que tiene. Necesita poner en marcha una política cultural orientada al desarrollo. Una política cultural dirigida a elevar los valores nacionales y aprovechar los valores de allende los mares. No es saberes librescos, hay que ir más allá.

El problema no es Milagros Germán. La fiebre no está en la sabana. El problema está en los intereses a los que sirve el gobierno del Estado dominicano. Y a esos intereses es que esos sabios, esos expertos analistas, esos conceptualizadores, esos mamagallos, quieren servir con ardor.

Pero si Milagros German se lo propone podría aguarles la fiesta a los que la critican.