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Opinión | Amy Goodman y Denis Moynihan:

“¡No puedo respirar! ¡No puedo respirar, por favor! ¡No puedo respirar, por favor!”. Esta súplica quedó grabada en las cámaras corporales de los policías de la ciudad estadounidense de Aurora, en el estado de Colorado que abordaron violentamente a Elijah McClain, un joven afroestadounidense de 23 años de edad que retornaba caminando a su hogar luego de comprar unas latas de té helado en la tienda de la esquina de su casa.

Eran las 10:43 p.m. del 24 de agosto de 2019. Los operadores de la línea de emergencias de la ciudad de Aurora habían recibido la llamada de una persona que denunciaba la presencia de “un hombre negro sospechoso que llevaba un pasamontañas y que actuaba raro”. Un oficial que acudió al lugar luego de la llamada se acercó a McClain y le dijo: “Deténgase, tengo derecho a detenerlo, ya que está actuando de manera sospechosa”. En diez segundos, los oficiales derribaron a Elijah y lo inmovilizaron contra el suelo. El joven dijo entre sollozos: “Mi nombre es Elijah McClain. […] Soy introvertido. Soy diferente. […] ¡Solo soy diferente! ¡Eso es todo!”.

Elijah continuó: “¿Por qué me están atacando? No uso armas. Ni siquiera mato moscas. No como carne. […] Soy vegetariano. No juzgo a nadie […]. Respeto la vida de todos”.

Sin embargo, el arresto violento continuó: los agentes inmovilizaron a Elijah a través de dos llaves de estragulamiento carotídeo sucesivas y una “llave de martillo” sobre su brazo, que causó dolor y lesiones en el hombro del joven. El equipo de urgencias médicas que acudió al lugar diagnosticó de forma errónea que McClain sufría del síndrome de “delirio agitado” y le inyectó una excesiva dosis de ketamina, un poderoso sedante. Elijah logró gritar: “No puedo sentirme. ¡Ay! ¡Ah! ¡Ay! ¡Deténganse, por favor! […] Estoy intentando… ¡Por favor, ayúdenme!”. Esas fueron las últimas palabras que pronunció Elijah McClain.

A los 18 minutos de haber sido abordado y atacado por la policía, Elijah McClain, joven masoterapeuta y talentoso violinista, —esposado, maltratado y aspirando su propio vómito— sufrió un paro cardíaco. Después de una reanimación tardía que lo dejó con muerte cerebral, McClain pasó varios días en el hospital, inconsciente y conectado a un respirador artificial. Murió el 30 de agosto de 2019.

Casi dos años más tarde, mucho después de que funcionarios de Aurora dictaminaran que los agentes de policía y los paramédicos no habían cometido ningún delito, un gran jurado convocado por el ahora fiscal general de Colorado, Phil Weiser, emitió una acusación formal de 32 cargos penales contra los responsables de la muerte del joven. Tres oficiales de policía, Randy Roedema, Nathan Woodyard y Jason Rosenblatt, y dos paramédicos, Jeremy Cooper y Peter Cichuniec, fueron acusados el miércoles de homicidio culposo, homicidio por negligencia criminal y otros cargos de agresión. En 2020, el agente Rosenblatt fue despedido por haber escrito “ja, ja, ja” al comentar una foto en la que otros oficiales de Aurora recreaban de manera burlona la maniobra de estrangulamiento usada contra Elijah McClain. Los otros cuatro acusados fueron suspendidos sin goce de sueldo esta semana luego de que se anunciaran los cargos en su contra.

Sheneen McClain, la madre de Elijah, dijo a un medio de la ciudad de Denver: “Estoy agradecida de que hayan visto lo que yo vi. [Mi hijo] nunca debería haber sido detenido, nunca debería haber sido maltratado, nunca debería haber sido esposado y nunca deberían haberle dado ketamina”.

La muerte de Elijah McClain a manos de la policía atrajo la atención nacional durante las masivas protestas que estallaron después del asesinato de George Floyd, perpetrado por la policía de la ciudad de Mineápolis el 25 de mayo de 2020 —el Día de los Caídos—, nueve meses después de la muerte de Elijah. Miles de manifestantes bloquearon autopistas de Aurora en señal de protesta; en una de las manifestaciones algunos de ellos fueron embestidos por un automóvil y recibieron disparos. Uno de los momentos más conmovedores de las protestas que se sucedieron en todo el mundo tras la muerte de Floyd tuvo lugar el 27 de junio de 2020. Ese día, frente al Centro Municipal de Aurora, se realizó una vigilia musical, en la que un gran grupo de violinistas se juntó para interpretar música clásica en honor a la vida de Elijah McClain. Elijah amaba la música y solía ir a un refugio de animales para tocar el violín y consolar a los gatos abandonados que allí se encontraban. La policía antidisturbios de Aurora reprimió violentamente la vigilia.

La lucha de la familia McClain para lograr justicia para Elijah, sumada a las masivas y constantes protestas que se realizaron, fueron claves para que el gobernador de Colorado, Jared Polis, emitiera una orden ejecutiva que facultaba al Fiscal General del estado a investigar los pormenores de la muerte del joven. La acusación presentada el miércoles fue el resultado de esa investigación.

Durante los últimos dos períodos legislativos, la representante estatal de Colorado Leslie Herod impulsó tres proyectos de ley de responsabilidad policial, que el gobernador Polis convirtió en ley.

En conversación con Democracy Now!, la representante Herod afirmó: “Fue la voz de Sheneen y su lucha lo que llevó a que el estado de Colorado aprobara estas leyes de responsabilidad policial, las de mayor alcance e impacto que hay en Estados Unidos hasta el momento”. Estas leyes, continuó Herod, “estipulan que la [administración] de ketamina constituye un uso [indebido] de la fuerza por parte de la policía y nos aseguran que podamos tener Investigaciones Especiales cuando alguien muere a manos o bajo la dirección de las fuerzas del orden. [Con estas leyes también] prohibimos las maniobras de estrangulamiento y terminamos con la inmunidad calificada [de los agentes de policía]”.

La representante Herod explicó dónde y cómo se enteró de la muerte de Elijah. Fue durante una protesta que se realizó en junio de 2020 luego del asesinato de George Floyd.

“Una mujer pequeña y tranquila dio un paso adelante de la multitud y se acercó. Le entregué el megáfono. Ella dijo '¿Por qué están aquí ahora por alguien que murió en otro estado, pero cuando le pedí ayuda a la gente de Colorado para apoyar a mi hijo no apareció nadie?'. La multitud se volvió hacia mí y la persona organizadora del evento me preguntó: '¿Quieres que le retiremos el micrófono?'. Yo le contesté: 'No, quiero tener esta conversación'. Le pregunté a la mujer quién era su hijo. Cuando ella dijo “Elijah McClain”, supe que su voz debía ser escuchada. A partir de ese momento, trabajamos codo a codo para aprobar las leyes de responsabilidad policial”.

Las luchas populares no solo inspiran el cambio, son la clave para lograrlo.