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Opinión | Miguel Ángel Cid Cid/Consultor Internacional

El rosario de argumentos del Dr. Leonel Fernández Reyna descalificando el proceso electoral interno del PLD, antes del día 6 de octubre, era el presagio de lo que ahora ocurre. No hubo una sola acción del expresidente que mostrara optimismo en el proceso de las primarias. El rostro de la derrota se reflejaba en él. También se traslucía su mala fe.

Sus denuncias son cambiantes e inentendibles. Primero dizque un algoritmo fue implantado en el software de la Junta Central Electoral que, a su vez, afectó el código fuente. Ahora resulta que el malévolo algoritmo estaba programado para que actuara sólo en el preciso instante en que Gonzalo Castillo estuviera perdiendo. De ahí que a partir del 88% de Colegios computados el misterioso dispositivo comenzó a hacer de la suya. Como un asesino en serie apuñaló el resultado de cada una de las mesas que llegaron de a lo largo y ancho del país.

Eso es pura y simple teoría conspirativa. 

El mundo mágico de Fernández es tan convulso que cuando él rondaba el 4% encima de su contrincante, muy confiado, envió un Twitter a sus seguidores. El mensaje reflejaba la alegría y la seguridad que sentía hacia la JCE:

“Compañeros sigan firmes en sus filas hasta llegar a votar que estamos arrasando”, escribió Fernández Reyna.

Al rato de arengar a sus seguidores, el León (ahora afeita’o) se despachó con la historieta del algoritmo en el software y el código fuente.

Por otra parte, el candidato oficialista habló en rueda de prensa y, al igual que semanas antes de las votaciones, se le percibió en calma; en tranquilidad total. Gonzalo felicitó el trabajo del organismo electoral, congratuló a los votantes, saludó a la prensa y aplaudió el civismo del pueblo durante el proceso electoral. También valoró como positiva la participación del expresidente Leonel Fernández y elogió al mandatario Danilo Medina por el apoyo dado.

Eso es madurez política.

En el otro lado de la acera, Luis Abinader del Partido Revolucionario Moderno (PRM) agradeció al partido, al pueblo y a los electores también por la muestra de civismo durante las primarias. El candidato contrario a Abinader hizo lo propio. Hipólito Mejía convocó a una rueda de prensa y, frente a su oponente, llamó la militancia perremeista a trabajar por el triunfo de Luis Abinader en las elecciones generales de mayo próximo.

Eso es la actitud de un político demócrata.

Mejía propuso trabajar unidos a Abinader para sacar el PLD del gobierno. El PRM es la única opción para acabar con la corrupción y la impunidad desde el gobierno, dijo.

En tanto que Leonel Fernández, tres veces presidente de la república, dirigió a sus seguidores al frente de la Junta Central Electoral para protestar por el supuesto fraude. Miles de fanáticos atendieron la convocatoria del “líder y guía”. Pero el susodicho convenientemente estuvo ausente en la manifestación. Se supone que conservando la integridad de tan importante figura.

Con todo, parece que al fin Leonel Fernández decidió una acción objetiva en contra de las partes ¿involucradas en el fraude?

Mientras tanto Gonzalo Castillo y el gobierno aguardan a distancia prudente, junto a su silencio sepulcral. No dicen ni media palabra.

Sin embargo, en las calles la gente se divide en tres. Primero están los que apoyan al Dr. Fernández en los reclamos relámpagos de fraude. Segundo, los seguidores de Gonzalo están listos y servidos. Seguirán comiendo con grasa y doble. Y, en tercer lugar, están los que creen que es irracional poner el país en zozobra por unas elecciones internas de un partido político.   

El destino de la nación tiene que descansar sobre los hombros de líderes objetivos y organizados. Líderes que sepan cómo manejarse en los momentos de crisis. Que sepan colocar el interés general por encima del personal. 

Pretender que el país caiga bajo el influjo narcisista, a resulta de las emanaciones de un ego inflado y mezquino, eso es pura tozudez.