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Opinión | Miguel Ángel Cid Cid/Consultor Internacional

Es la primera vez que las primarias abiertas o cerradas se implementan por ley en el país. Igual que el orégano en el chivo liniero, lo exótico trae la duda agregada. De ahí la necesidad de llamar a la prudencia a los precandidatos.

Las elecciones internas de los partidos políticos se celebraran el domingo 6 de octubre, es decir, mañana. En ellas solo competirán los dos partidos mayoritarios del país, el Partido de la Liberación Dominicano (PLD) y el Partido Revolucionario Moderno (PRM). En el primero las primarias serán abiertas y en el segundo se harán cerradas, solo con el padrón de los afiliados al partido.

En el caso del PRM los ánimos se han mantenido en un nivel de civilidad ejemplar durante el proceso de campaña. Aunque hay otros aspirantes, la candidatura recaerá en Luis Abinader o Hipólito Mejía. Hasta ahora se prevé que el ganador será apoyado sin reservas.

En el PLD se avizora lo contrario a la situación de los perremeistas. Los morados tienen varios precandidatos a la presidencia. Los aspirantes más aventajados son Gonzalo Castillo y Leonel Fernández. Entre los peledeistas se percibe una tención insalvable. 

Por un lado Gonzalo Castillo dice que “el que está ganao no pelea”, en referencia a Leonel Fernández.  José Ramón Peralta, ministro Administrativo de la Presidencia es más directo, llama a Leonel que “guarde las lágrimas para después del 6 de octubre”. En el otro extremo, el propio Fernández Reyna compara a Gonzalo Castillo con el becerro de oro de los tiempos de Moisés.

Radicalizado, Leonel se aventura a emprender una guerra contra la Junta Central Electoral. Debatido por meses el voto automático, a última hora el expresidente exige “Que el conteo se haga 100% manual”. El organismo electoral decidió escoger por muestra aleatoria el 20% de los colegios electorales y auditarlos manualmente. Al final del escrutinio los resultados del cómputo automático serán cotejados con el conteo del 20% manual. Leonel pone en duda esa modalidad dual. 

José Tomás Pérez, miembro del Comité Político del PLD escribió en su cuenta de Twitter: “Yo le pregunto a algunos extremistas radicales, a quienes el PLD le vale un bledo, porque no son peledeistas, ni leonelistas ni nada, sino fanáticos: ¿qué de malo tiene decir que el que pierda tiene que apoyar al que gane?”. O sea que hay fanáticos dentro del PLD que no resisten una derrota.

Rafael Núñez, estratega de comunicación del leonelismo también escribió en su cuenta de Twitter: “Leonel dice vencerá soberbia y al poder”. Por suerte tienen a Franklin Almeyda calladiiiito.

Podrían llenarse decenas de páginas resaltando  las expresiones fuera de tono, venidas de uno y otro lado. Gonzalo se percibe sosegado, confiado en el danilismo y la tranquilidad del Poder. Leonel en cambio se observa desesperado por regresar a la silla de alfileres. Descargar tanta negatividad en el lector es contrario al ánimo de quien escribe. 

En virtud del nerviosismo es urgente que los gladiadores levanten las banderas blancas. El país necesita que  sus principales líderes muestren madurez y actúen con inteligencia emocional dejando a un lado la ambición desmedida y obrar en pro de la concordia.

Gonzalo Castillo, por ser el delfín del Presidente Danilo Medina debe empeñarse más a fondo en la cordura que hasta ahora  muestra. Leonel Fernández, tres veces presidente de la república y aspira por cuarta vez debería ser el que ponga más empeño para qué el sosiego pese más que la emoción.