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Opinión | Miguel Ángel Cid Cid/Consultor Internacional

En la alocución del lunes pasado el Presidente Danilo Medina dijo que no va y que quiere “sangre nueva” en el partido y el gobierno. Yo quedé en la fea con la afirmación del Mandatario, aun así estoy satisfecho. 

Así de simple amigos míos, luego de tanta cantaleta por todas partes --que el Presidente Medina va a reformar la Constitución para reelegirse en el 2020— ahora sale con que no va. Sucede que en varias ocasiones les dije por esta misma vía que Danilo Medina se iba a reelegir a la presidencia en las elecciones próximas. Estoy satisfecho con la decisión de Medina porque da tranquilad a la población y por aquello de que según Publio Terencio Afro  “Nada humano me es ajeno”. Es arto sabido que “errar es de humanos”. 

La satisfacción es mayor al ver el énfasis que impregno  el Gobernante  al deseo de inyectar “sangre nueva” al PLD y a la presidencia de la república. Parece que Medina va en serio en eso de traer nuevos liderazgos o “sangre nueva”. Al día siguiente del discurso, es decir el martes 23 de julio se produjo un encuentro entre el mandatario y seis precandidatos a la presidencia por el partido morado. 

Aunque “20 años no es nada” según Gardel, queda clarito que la vida no es un soplo y que 20 años en el gobierno son suficientes para echar raíces.  Cuanto más se entierran las raíces más se acostumbran al Poder y en esa misma proporción crecen los abusos contra los débiles. De ahí que hacer una transfusión de “sangre nueva” al PLD puede ser el inicio de la renovación que debió darse hace tiempo. Parafraseando a Félix Castillo, “La grandeza de un líder está en contribuir a la construcción de los líderes que han de sustituirlos”. El llamado de Danilo Medina a Leonel está claro, hay que dejar de estorbar la circulación de la “sangre nueva”.

Aludiendo a la condición de líder el Presidente expresó en su discurso “Nadie puede erigirse en expresión de su pueblo. Si el mismo pueblo no lo elige”. Acto seguido recalcó “Nadie puede inventar un liderazgo, si una buena parte de sus conciudadanos no se lo otorga”. O sea que los lideres nuevos que han de venir deben ser auténticos, nunca usurpadores de los derechos que corresponden al pueblo.

Un pregunta necia, ¿Quién está usurpando liderazgo en el partido morado sin que el pueblo lo elija?

Por su lado el exmandatario Leonel Fernández se quedó sin estrategia, sin discurso. El rol que él se auto otorgó de defensor de la Constitución ya es innecesario. La amenaza de mancillar la Ley suprema de la Nación desapareció antes de nacer.

¿Qué hará Leonel con los candados?

¿Compensará Fernández el servicio que le dieron los motoconchistas constitucionalistas?

¿Cuál es la gratificación del Caballo Mayor que hasta pica pollo comió en el “tetero” él sol frente al Congreso?

¿Qué hará el líder y guía providencial con el grito de “sangre nueva” en el gobierno y el partido?

Inclusive hasta Margó vocifera “No más primera dama, ¡sangre nueva! es lo que hace falta”. 

En definitiva ¡qué importa! si el presidente me dejó en la fea con su discurso del lunes pasado. ¡Qué más da! si la alocución hizo trizas la hipocresía de una minoría que pretende regresar al gobierno. Me da tres pitos haber fallado en una parte de mis análisis si la disertación del mandatario desarticuló su propia intención y pasa a construir nuevos liderazgos.

¡Adelante lideres dominicanos! Qué se inicie ya la carrera por la “sangre nueva” en el gobierno, atrás debe quedar la sangre vieja que es “la más vieja de las dictaduras”.