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Opinión | Doctor José Serulle Ramia/economista y diplomático

PALABRAS PRONUNCIADAS POR S.E. DR. JOSÉ A. SERULLE RAMIA, EMBAJADOR DE LA REPÚBLICA DOMINICANA EN TRINIDAD Y TOBAGO, REPRESENTANTE PERMANENTE ANTE LA ASOCIACIÓN DE ESTADOS DEL CARIBE (AEC) Y DECANO DEL CUERPO DIPLOMÁTICO, EN LA CENA OFRECIDA POR LA EXCELENTÍSIMA PRESIDENTA DE LA REPÚBLICA DE TRINIDAD Y TOBAGO, MAE-PAULA WEEKES,  AL CUERPO DIPLOMÁTICO EN OCASIÓN DEL FIN DE AÑO. PUERTO ESPAÑA, 10 DE NOVIEMBRE, 2018.

Excelentísima Presidenta de la República de Trinidad y Tobago, 

PAULA-MAE WEEKES, O.R.T.T.

Sus Excelencias  y colegas Embajadores y High Commissioners de los distintos estados del mundo representados en la República de Trinidad y Tobago

Distinguidos y cálidos amigos y amigas.

. Nuestra humanidad ha conocido en los últimos treinta años avances sorprendentes en el campo de la ciencia, la tecnología y la información.

Estos adelantos han permitido que amplias franjas de las poblaciones de los diferentes continentes tengan la posibilidad de mejorar sus condiciones de vida y de trabajo.

Más, cada vez la sociedad puede aspirar a alargar la esperanza de vida de la persona al nacer. Ya muchos países con niveles de progreso económico alto tienen un sector de su población con edad muy alta, aunque lamentan que su demografía va perdiendo un porciento de su infancia y juventud, con las consecuencias negativas que esto trae en sus propios procesos productivos y de sostenibilidad.

Estos logros permiten conocer, además, con mayor profundidad y precisión, los hasta ahora insondables lugares de nuestra galaxia, así como las mismas riquezas y formas de vida de nuestro propio planeta.

El progreso experimentado ha conllevado a que un número mayor de seres humanos puedan viajar y, así, entrar en contacto con realidades culturales y ecosistemas distintos a los que se desenvuelven en el diario vivir.

Con las nuevas tecnologías, bien empleadas, la humanidad está llamada a dar saltos cuantitativos y cualitativos sin precedentes en su historia.

Ahora bien, todo esto, que encarna un florecimiento de la vida en sus más variadas expresiones, podría ponerse en peligro si olvidamos el recorrido hecho por una humanidad que sigue, día a día, construyendo su historia.

Y es gracias a la historia que podremos evitar que se cometan los errores del pasado y que superemos los males que afectan nuestro presente y ponen en peligro nuestro devenir.

No fue por simple humildad que Leonardo Da Vinci estableció que su obra no era el resultado exclusivo de su esfuerzo y de su creatividad, sino del trabajo y conocimientos humanos hasta ese momento alcanzados.

La humanidad en su conjunto, como un todo, es la que hace avanzar la rueda de la historia, con sus movimientos zigzagueantes y ascendentes. Y todo lo que hoy o mañana hagamos es para preservar y ampliar ese inmenso patrimonio cultural heredado, tejido en la amalgama de los pueblos.

Ahora bien, la humanidad se ha desarrollado en su nicho estelar de vida: la naturaleza.  De esta, es parte integrante e indisoluble.  Como ente vivo, la humanidad llegó a la Tierra cuando esta ya conocía millones y millones de años de formación.  Sus especies dominaban como enjambres de abejas cada espacio de su geografía terrestre y marina.

En una combinación excelsa, naturaleza y humanidad han sostenido y  creado en los últimos 20 ó 30 mil años una magnífica diversidad biológica y cultural, que la constituye, a la Tierra, en un exquisito manantial de vida.

Sin embargo,  la pobreza, las atroces desigualdades sociales, las horribles condiciones de trabajo imperantes en muchos lugares, el desempleo –sobre todo en la juventud-  y los bajos ingresos en parte importante del globo terráqueo, la explotación inmisericorde y la inequidad de género, así como la destrucción de ecosistemas enteros, son factores críticos que lesionan la condición humana y ponen en peligro el funcionamiento equilibrado del planeta.

La historia es sabia. Nos enseña que la razón debe primar, a la corta o a la larga, sobre la sin razón. 

En este contexto, es importante que valoremos el papel de la paz en los procesos de cambios y en la armonía que requiere la convivencia humana. 

En efecto, los conflictos, la búsqueda de dominio, expansión y sumisión territoriales y de pueblos, sólo dejan como secuelas odio, muerte y desolación, destrucción de la biodiversidad y aniquilamiento de las expresiones culturales.

No es permisible, y menos ahora, entrando en apenas un año en la tercera década del tercer milenio de nuestra era, cuando la humanidad ha creado los instrumentos necesarios para un mundo de abundancia y prosperidad compartida,  que alguien, como individuo o grupo social, pretenda anular o siquiera mellar el sendero de la paz y de la fraternidad humana.

Y la paz, la que es auténtica, sólo se garantiza si existen mecanismos que engloben a todos los países y territorios, pueblos y comunidades; si el clamor mundial se antepone a los intereses mezquinos de unos cuantos.

La paz verdadera, a la que anhelan los pueblos del mundo, sólo se logra con la fortaleza de Estados e instituciones que encarnen los sagrados valores de las naciones y pueblos.

Así, pues, Excelentísima Presidenta de la República hermana de Trinidad y Tobago, suelo de bellezas naturales innumerables y cuna de hospitalidad de expresiones multiétnicas, queremos darle las gracias por esta cálida invitación a tan exquisita y hermosa cena de fin de año, en este sagrado espacio de convivencia, tan fecundo para la fraternidad y la paz.

Este encuentro de sublime alcance, nos invita, en tanto que representantes de las diversas naciones y pueblos que mantienen fraternales relaciones con la República de Trinidad y Tobago, a ser paladines de la paz.

De esa forma, nos erigimos en cimiente duradera en la vía de la preservación y ampliación de la diversidad cultural y biológica de nuestro valioso planeta. 

Cuán bello es ser parte de un caudal de espíritu indómito humano, que busca esparcir el aroma de los bosques y del agua cristalina de los ríos en los rostros de una resplandeciente especie humana. Todo esto para disfrutar y bailar juntos el canto a la solidaridad, en el verde césped de la esperanza cierta.  

Sólo así viviremos y dormiremos en plena tranquilidad las presentes y futuras generaciones, y honraremos el legado heredado de nuestros ancestros.

¡Brindemos en esta magnífica oportunidad, que con tanto amor nos brinda la Presidenta MAE-PAULA WEEKES, en nombre de su precioso pueblo de Trinidad y Tobago, por la diversidad biológica y cultural, por el progreso humano y la paz!

 

Gracias del alma.-