Agobiado en el trajinar de la ciudad de Santo Domingo, en uno de esos días que desafiamos a la muerte al tomar un volante en esta fauna del asfalto que es esta urbe, ante un cuasi incidente de tránsito, que solo quedó en palabras, uno de los conductores, bañado de ignorancia, le enrostraba al otro chofer su imprudencia, vociferándole la frase “tenía que ser un negro”.
Esta expresión rutinaria de nuestra sociedad, sinónimo de colonialismo y discriminación, pero sobre todo de desconocimiento, ignorancia y falta de identidad, me retrotrajo a distintos episodios de la historia y a sentir el olor de la sangre dejada en los caminos, en las plantaciones, en las barracas, en los quilombos, en las fincas y en las casas de los señores, haciéndome sentir y escuchar el sonido del látigo cabalgando en las espaldas de los negros y las negras, látigo que no alcanzo para silenciar su canto, ni doblegar su voz en proclama y defensa de sus derechos.
Por lo que me respondí, claro que sí, tenía que ser un negro, como Sebastián Lemba Calembo, quién por más de 15 años mantuviera una rebelión en la isla de Santo Domingo por los años de 1532, cansado por los constantes abusos, maltratos y vejaciones expresado en el fuete de cobardía de los esclavistas españoles, y con su acción encendiera la chispa para que más de 300 hombres esclavos consiguieran su liberación, luchó y dio todo hasta su muerte, cuando fue capturado y ejecutado, el 17 de septiembre de 1547.
Lo mismo intento emular Nathaniel “Nat” Turner, esclavo estadounidense que encabezo una rebelión de negros en el condado de Southampton, Virginia en 1831, apoyado solo en armas blancas, aunque su rebelión solo duro 48 horas y su intento fue “fallido”, constituye una de las primeras manifestaciones de resistencia en Los Estados Unidos de Norte América.
Tenía que ser un negro como Francisco del Rosario Sánchez, el hombre que en la ausencia del patricio Jun Pablo Duarte, asumiera la dirección del movimiento independista y en su liderazgo se proclamará la independencia de la República Dominicana, posterior a la misma, sufrió persecución política, confiscación de sus bienes y fue enviado al exilio y esto no fue óbice para cuando sintiera nueva vez amenazada la soberanía nacional , regresara al país en procura de restaurar la independencia, lucha en la cual perdió la vida en procura de que hoy seamos libres e independientes, un 4 de julio de 1861.
Tenían que ser negras, como Claudette Colvin, quien, en plena adolescencia, con apenas 15 años, un 2 de marzo de 1955, fuera arrestada por negarse a ceder su asiento a una blanca en un autobús segregado, en Montgomery, Alabama, lo que más tarde replicó Rosa Parks, el primero de diciembre del mismo año, gesta que ayudaron a desencadenar el boicot a los autobuses de esa ciudad, bajo los liderazgos de Marthin Luther King Jr. y Malcon X, que aunque con visiones diferentes, pero con objetivos comunes, lideraban sendos movimientos por la lucha de los derechos civiles de los negros y las negras en Estados Unidos de Norte América, conjuntamente con Bayard Rustin, abiertamente gay, con lo que implicaba en esa época, quien fuera el principal organizador de la marcha hacia Washington en 1963, donde Luther King expresaba al mundo que él tenía un sueño (I have a dream).
Pero tenía que ser negro Nelson Mandela, en su lucha por el Apartheid, en Sudáfrica , donde un puñado de ingleses, tenían sometido a la más sangrienta y cruel tiranía a todo un país, bajo un régimen de segregación racial, lucha que lo mantuvo 27 años en prisión; al igual que era negra Nabandle Nomzamo Madikiezela “Winnie Mandela”, esposa del líder sudafricano , quien lidereaba la liga de Mujeres del Concilio Nacional Africano, quien fue la portavoz de Mandela en prisión , pero que brilló con luz propia, que al margen de como termino su legado , no se puede regatear sus aporte en esta lucha, que llevo a Sudáfrica a la eliminación de la Apartheid y convirtió a Mandela en el primer presidente negro de Sudáfrica en el año de 1994.
Son negros Damaso Pérez Prado, que ha puesto a bailar el mundo a través del mambo y el chacha, Jackie Robinson que rompió la barrera racial en el beisbol norteamericano y el nuestro, Osvaldo Virgil (El Orégano), quien fue el primer dominicano en jugar en la liga mayores; como lo fue Edson Arantes do Nascimento (Pele), que en cada gol nos recuerda su negritud el llamado Rey del futbol, son negros y negras como Arthur Ashe y Athea Gidson el pionero y la pionera se destacan en el tenis y ella además del tenis, en golf, sendos deportes predominantemente blanco, como lo fue el Canadiense Willie O´ Ree el primer jugador de raza negra de Nacional Hockey League (NHL) (Hockey sobre hielo).
Después de este recordatorio abrí mis ojos y cuando volví a escuchar al agresor, que nueva vez vociferar al otro conductor, “tenía que ser un negro”, simplemente sonreí y me dije a mi mismo, la verdad que él no sabe el gran honor que le está confiriendo.