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Opinión | Por Gisell Rubiera Vargas, M.A.

A través del paso por la vida, los seres humanos recibimos una serie de estímulos que, desde nuestra infancia, trabajan nuestras ideas, concepciones y subconsciente, permitiéndonos construir juicios que, a futuro, serían la plataforma para construir nuestro destino, en base a las herramientas otorgadas.

Como diversa es la vida, es la mentalidad de las personas lo cual, sin dudas, define en gran medida nuestro destino, dependiendo la forma en que decidamos afrontarla, tomarla o simplemente, como dice Ricardo Arjona en una de las estrofas de su canción, Hoy es un buen día para empezar: “Porque hasta hoy he sido…Un armazón de calcio con articulación”.

Y es que, durante nuestra existencia, enfrentamos desafíos y metas que nos impulsan a esforzarnos y crecer. Sin embargo, la forma en que alcanzamos esas metas puede marcar una gran diferencia en nuestro desarrollo personal y profesional. En este sentido, la importancia de alcanzar las cosas por los propios medios es fundamental para nuestro crecimiento y autoestima, lo cual se extiende a la concepción de “merezco porque merezco”.

Una de las razones principales por las cuales es crucial alcanzar las metas por nuestros propios medios es que se aprende a valorar y agradecer en su justa dimensión las oportunidades otorgadas, así como el desarrollo del sentido de logro y satisfacción personal que obtenemos. Cuando dependemos únicamente de nuestros esfuerzos y habilidades, cada éxito se convierte en un testimonio de nuestra capacidad y dedicación. Esta sensación de logro fortalece nuestra confianza en nosotros mismos y nos impulsa a seguir adelante, enfrentando nuevos desafíos con determinación.

Además, al alcanzar nuestras metas por nuestros propios medios, desarrollamos habilidades importantes, como la resiliencia, la creatividad y la autonomía. A medida que enfrentamos obstáculos y superamos dificultades, aprendemos a adaptarnos y encontrar soluciones innovadoras. Esta capacidad de resolver problemas nos hace más versátiles y preparados para enfrentar los desafíos futuros.

Otro aspecto relevante es el sentido de responsabilidad que adquirimos al alcanzar nuestras metas por nuestros propios medios. Cuando somos responsables de nuestro propio éxito, asumimos la responsabilidad de nuestras acciones y decisiones. Esto nos motiva a trabajar con diligencia y perseverancia, sabiendo que somos los únicos responsables de nuestro destino.

Por otro lado, alcanzar las metas por nuestros propios medios nos permite apreciar verdaderamente el valor del esfuerzo y el sacrificio. Cuando obtenemos algo sin esforzarnos, es fácil subestimar su importancia, darlo por sentado o asumir que los demás tienen la obligación de atender nuestras necesidades, sin el mínimo esfuerzo. Sin embargo, cuando trabajamos arduamente para alcanzar nuestras metas, valoramos cada paso del camino y nos sentimos orgullosos de nuestros logros.

Es importante destacar que alcanzar las metas por los propios medios no significa rechazar la ayuda de los demás. Es natural buscar orientación y apoyo en nuestro camino hacia el éxito. Sin embargo, la clave está en utilizar esos recursos como herramientas para potenciar nuestras propias habilidades y esfuerzos, en lugar de depender exclusivamente de ellos.

En nuestra cultura, está normalizado que la mejor forma de apoyar a una persona es resolviéndole la vida o dándole las cosas, sin estos realizar ningún tipo de esfuerzo por lograr alcanzar u obtener los mismos, o sin que los mismos muestren actitud o disposición para producir cambios en su vida y romper ciclos, lo cual eminentemente, solo aporta en construirles una idea de reducción de su existencia, evitación de responsabilidades y la promoción de la muy dañina victimización, sin embargo, se ignora que dar en lugar de enseñar a pescar, es un detrimento a la persona y las generaciones subsiguientes, al acostumbrar al individuo que otros les resuelvan las cosas, se auto- asumen como débiles o incapaces de asumir roles protónicos de sus vidas y así se perpetúan círculos de pobreza.

La importancia de alcanzar las cosas por los propios medios radica en el desarrollo de habilidades, la construcción de confianza y autonomía, y el aprecio por el esfuerzo y el sacrificio. Al enfrentar nuestros desafíos con determinación y perseverancia, no solo alcanzamos nuestras metas, sino que también nos convertimos en versiones más fuertes y capacitadas de nosotros mismos.