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Migración | Por Redacción Espacinsular

Pese a la constante caída de los cruces marítimos, el año pasado fallecieron o desaparecieron más de 3200 personas en el mar en el Mediterráneo y el Atlántico noroccidental, frente a las 1881 de 2020, las 1510 de 2019 y las más de 2200 en 2018.

El organismo de la ONU para los refugiados insiste en la necesidad de tomar medidas para evitar las muertes y proteger a estos individuos

El número de migrantes y refugiados que cruzan el Mediterráneo hacia Europa continúa en cifras muy bajas en comparación con los máximos históricos alcanzados en 2015, pero las travesías que emprenden estas personas son cada vez más letales, alertó este viernes la Agencia de la ONU para los Refugiados.

La portavoz del organismo¸ Shabia Mantoo, explicó que desde el pico alcanzado hace siete años, cuando más de un millón de refugiados y migrantes atravesaron el Mediterráneo, las cifras se han ido desplomando paulatinamente, incluso antes del inicio de la pandemia del COVID-19.

Citando al estudio titulado “No hay fin a la vista”, Mantoo cifró los cruces individuales del año pasado en 123.300, por 95.800 en 2020, 123.700 en 2019 y 141.500 en 2018.

“A pesar de que el número de cruces es menor, el de muertes ha aumentado considerablemente. El año pasado se registraron unos 3231 muertos o desaparecidos en el mar en el Mediterráneo y el Atlántico noroccidental, mientras que en 2020 fueron 1881, en 2019 1510 y en 2018 más de 2277”, enumeró. Las migraciones terrestres pueden ser más letales

La vocera añadió que a estos registros se le puede sumar un número aún mayor de personas que “pueden haber muerto o desaparecido en las rutas terrestres que atraviesan el desierto del Sahara y las zonas fronterizas remotas”.

Destacó que la Agencia ha alertado continuamente sobre los peligros a los que se enfrentan los refugiados y migrantes que emprenden estos viajes y mostró su preocupación ante la posibilidad de que las muertes y los abusos se propaguen por las rutas terrestres, sobre todo en los países de origen y de tránsito, como Eritrea, Somalia, Yibuti, Etiopía, Sudán y Libia, donde se registra la inmensa mayoría de los incidentes.

“Durante sus viajes, los refugiados y los migrantes tienen pocas opciones, pero dependen de los contrabandistas para cruzar el desierto del Sáhara, lo que los expone a altos riesgos de abusos. Desde Libia y Túnez, muchos intentan cruzar el mar, casi siempre hacia Italia o Malta”, detalló. 

También reveló que muchos de los migrantes y refugiados que sobreviven al viaje por el Sáhara e intentan cruzar el Mediterráneo suelen ser abandonados por sus contrabandistas, mientras que algunos de los que parten de Libia son interceptados y devueltos al país, donde posteriormente son detenidos. “Cada año, miles perecen o desaparecen en el mar sin dejar rastro”, especificó.

La Agencia reiteró la necesidad de tomar medidas adicionales para evitar las muertes y proteger a los refugiados y solicitantes de asilo que emprenden estos viajes, y recordó que a principios de abril publicó una estrategia actualizada de protección y soluciones y un llamado para obtener fondos.