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Las agencias sanitarias y de migración del sistema de la ONU trabajarán de manera conjunta en los países latinoamericanos y caribeños para ampliar las operaciones de asistencia en la esfera de la salud durante la pandemia de COVID-19 entre 70 millones de personas que han salido de su país en busca de una vida mejor y que a menudo sufren grandes privaciones.

En el continente americano hay más de 70 millones de migrantes que encaran grandes retos de falta de acceso a servicios básicos como agua y saneamiento y salud. Esta carencia los coloca en una situación especialmente vulnerable en la emergencia sanitaria actual.

Para ayudar a estas poblaciones a protegerse del contagio del COVID-19 por medio del suministro de ayuda vital, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), firmaron este viernes un acuerdo de cooperación en una ceremonia virtual en la que participaron los titulares de ambos organismos de la ONU.

El doctor Antonio Vitorino, director general de la OIM, recordó que muchos migrantes en situaciones irregulares carecen de servicios de salud y tienen situaciones de trabajo deplorables, además de que son propensos a problemas de salud mental.

“Muchos países y organismos del sistema de Naciones Unidas están promoviendo la salud de los migrantes. Sin embargo, vemos una tendencia hacia la exclusión social de los grupos migratorios vulnerables, de manera que las necesidades de estas personas quedan desatendidas, lo que es particularmente grave entre las mujeres, los niños, las mujeres embarazadas y los adolescentes”, dijo.

Estigma y exclusión

La directora de la OPS coincidió en destacar la frágil situación de los migrantes agudizada ahora para el temor de las poblaciones al contagio del coronavirus, que contribuye a la estigmatización y exclusión.

“El COVID-19 ha sido una experiencia que ha exacerbado muchas de las deficiencias que las personas enfrentan y también ha resaltado los problemas de las poblaciones más vulnerables. Los migrantes tienen poco acceso al agua y saneamiento y esto no les permite seguir los principios básicos para protegerse de la enfermedad”, recalcó Carissa Etienne.

Agregó que muchos de los migrantes no tienen con qué lavarse las manos. “Además, recomendamos que la gente no se agrupe, pero muchos de ellos no tienen otra posibilidad que el hacinamiento tanto en las casas como en los lugares donde pasan parte de su tiempo”, abundó.

Con respecto a la situación laboral de los migrantes, los altos funcionarios señalaron que es muy precaria o bien son desempleados porque la mayoría trabaja en la economía informal y con el confinamiento y los cierres de fronteras han perdido sus medios de subsistencia y, en ocasiones, sus viviendas, lo que los hace aún más vulnerables.

Aumento de la migración regional

Los altos funcionarios destacaron la migración de grupos numerosos que desde 2018 van de América Central a México o Estados Unidos y citaron los más de cinco millones de venezolanos que a partir de 2015 han salido de su país hacia Colombia, Chile y Perú, principalmente.

El doctor Vitorino también se refirió al fenómeno del regreso de los venezolanos a su país debido al empeoramiento de sus condiciones de vida en el exterior en el contexto de la pandemia, “presionando aún más al sistema de salud de Venezuela, que de por sí está en dificultades y tiene muchas limitaciones”.

Al explicar las causas del aumento de la migración, los titulares de la OPS y la OIM listaron las desigualdades sociales y económicas, la inestabilidad política, y los conflictos y desastres naturales.

Añadieron que si bien muchos países de la región son fuentes de emigración hacia economías de altos ingresos en América y Europa, América Latina y el Caribe también están observando un incremento en la migración extrarregional, lo que supone una presión adicional sobre los sistemas sanitarios de muchos países de renta baja.

La doctora Etienne recalcó en este punto que la alianza entre las dos agencias se diseñó precisamente para abordar esos desafíos y que ayudará a coordinar y armonizar las medidas para mejorar la salud de los migrantes.

"La pandemia de COVID-19 es un recordatorio claro de que nadie está seguro hasta que todos estén seguros, por lo que este acuerdo entre la OPS y la OIM nunca ha sido tan oportuno e importante", puntualizó.