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Medio Ambiente y Cambio Climático | José Luis Soto

Entre los varios problemas que atraviesa México hoy en día hay uno que nunca se menciona. Se trata del acceso al agua para los llamados “grupos vulnerables” y, en especial, para las mujeres.

 

Pareciera una incongruencia que siendo un país de la OCDE, aún subsistan grandes problemas básicos al interior. Y es que el problema del acceso al agua revela una vez más la extrema desigualdad que se vive en el país y la exacerbación de la pobreza multidimensional. 

Los promedios siempre son engañosos y ocultan los detalles. En ellos radica precisamente el problema. Desde el 2010, México cumplió con la meta 7.3 de los ODM relativa al acceso al agua y saneamiento para al menos la mitad de la población.

Sin embargo, estudios de campo realizados por los centros de investigación social del sur del país revelan que aún existen municipios como el de Larráizar en Chiapas en que solo hay una cobertura de 0.74% de agua entubada. Es en las zonas rurales donde se presenta la mayor desigualdad y afectación para esos grupos vulnerables, especialmente mujeres y niños.

Hoy en día,  y uno de cada cuatro hogares es encabezado por una mujer. Las mujeres constituyen un sector con menos oportunidades de acceder a la educación superior, el promedio de discriminación laboral es de 20.6%. y trabajan en promedio 10 o 12 horas más que los hombres a la semana, llegando a una proporción de 9 a 1 en las labores domésticas. Y en los hogares en los que es necesario acarrear agua, las mujeres realizan el 64% del tiempo de su vidadedicadas a esta actividad, en detrimento de su calidad de vida.

El agua puede llegar de forma intermitente, o son generalmente las mujeres las  obligadas a acarrearla de otras viviendas o de fuentes cercanas, y ellas siempre son las gestoras del agua en estas situaciones.

Incluso en las zonas urbanas. En Iztapalapa, una de las delegaciones del Distrito Federal, donde viven 1,8 millones de personas (más que en Barcelona), las estadísticas dicen que el 84,3% del agua está entubada. Pero la realidad es muy distinta.

La propia geografía de la región no permite que el agua llegue con la suficiente presión en la red y en consecuencia, no se tenga agua dentro de la vivienda, teniendo que recurrir a mercados informales de agua, pipas, acarreo, o recolección de agua de lluvia para poder disfrutarla. Y son las mujeres quienes, en la mayoría de los casos, se ocupan de asegurar el suministro de agua en sus viviendas.

Rumbo al Foro Mundial del Agua que tendrá lugar en Corea en el mes de abril, el tema de género y agua será uno de los que guíen el acuerdo post-2015 de los Objetivos del Milenio.

El futuro del agua, si seguimos así, tendrá cara de desigualdad. EFE