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Medio Ambiente y Cambio Climático |

Es fundamental intensificar las actividades de investigación y observación para seguir protegiendo la capa de ozono y el clima, ha expresado  Organización Mundial Meteorológica que señala "  Es fundamental intensificar las actividades de investigación y observación para seguir protegiendo la capa de ozono y el clima".

 Los principales expertos del mundo en materia de ozono han destacado la necesidad de intensificar las actividades de investigación que sirvan para fundamentar las políticas relativas al ozono y al clima en una reunión patrocinada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) que se celebró en Ginebra, del 28 al 30 de marzo.

En la décima reunión de los administradores de investigaciones sobre el ozono se llegó a la conclusión de que se necesitan sistemas integrados de observación para las ciencias de la Tierra a fin de velar por que las medidas destinadas a proteger la capa de ozono también beneficien al clima, habida cuenta de la compleja y creciente interacción entre la capa de ozono y el sistema climático.

Esta conexión fundamental entre el ozono y el clima se ha reflejado en la conclusión general de los administradores de investigaciones sobre el ozono en la que se declara: la comprensión de la compleja conexión entre el ozono, la química de la atmósfera, el transporte atmosférico y el cambio climático sigue siendo una cuestión de máxima prioridad, y desde las últimas recomendaciones de los administradores de investigaciones sobre el ozono se ha puesto de relieve la necesidad de llevar a cabo más investigaciones y una vigilancia sistemática en este ámbito.

“La observación y la vigilancia del ozono son esenciales, dado que sirven de base para que las naciones del mundo adopten decisiones fundamentadas e instrumenten políticas que protejan todas las formas de vida en el planeta”, afirmó Tina Birmpili, Secretaria Ejecutiva de la Secretaría del Ozono. “Es necesario convencer a las instancias normativas de que la estratosfera constituye un elemento esencial de la Tierra y que, a través de la observación y la vigilancia del ozono, se obtendrán datos fundamentales e interconexiones con otros ámbitos de las ciencias de la Tierra, como el cambio climático”, agregó.

“Las medidas adoptadas a escala internacional en relación con el ozono son un claro ejemplo de la colaboración necesaria para resolver muchos de los problemas medioambientales que afronta la humanidad”, señaló Deon Terblanche, Codirector del Departamento de Investigación de la OMM. “Las inversiones a largo plazo en materia de observaciones, investigaciones y desarrollo de la capacidad han demostrado ser valiosas para la sociedad, y es fundamental que dichas inversiones se mantengan”, sostuvo.

A la reunión asistieron científicos y administradores gubernamentales de investigaciones relacionadas con el ozono. Las recomendaciones que formularon se presentarán en la reunión de la Conferencia de las Partes en el Convenio de Viena para la Protección de la Capa de Ozono, que se celebrará en noviembre del presente año en Montreal (Canadá).

Entre las recomendaciones y conclusiones principales cabe mencionar las siguientes:

Corresponde a la comunidad científica supervisar los resultados continuos del Protocolo de Montreal. Resulta imperioso realizar análisis exhaustivos de un amplio abanico de datos sobre el ozono, las sustancias que agotan la capa de ozono, sus sustancias sustitutivas y los gases conexos, de modo que puedan evaluarse las repercusiones del Protocolo.

Habida cuenta de que la mayoría de las sustancias que agotan el ozono están disminuyendo, otros gases primarios, en particular el N2O, el CH4 y el vapor de agua, son cada vez más importantes para comprender los cambios que se producen en el ozono. Por lo tanto, será necesario intensificar las iniciativas tendientes a vigilar los perfiles verticales de estos gases hasta la estratosfera.

Debería establecerse un grupo de trabajo entre los científicos de las organizaciones que cuentan con una capacidad científica importante y los científicos que pertenecen a organizaciones que necesitan un aumento considerable de la capacidad científica, a fin de fortalecer la capacidad científica permanente entre todas las partes del Protocolo de Montreal.

Gases de efecto invernadero

La capa de ozono (escudo que protege la vida en la Tierra de los niveles nocivos de radiación ultravioleta) se está recuperando y se estima que volverá a los niveles de referencia de 1980 hacia mediados de este siglo en las latitudes medias, en el Ártico y, un poco después, en la Antártida. Esta recuperación se debe a la eliminación gradual de casi el 99% de las sustancias que destruyen el ozono, como los clorofluorocarbonos y los hidroclorofluorocarbonos y algunas de sus sustancias sustitutivas, con arreglo a lo establecido en el Protocolo de Montreal relativo a las Sustancias que Agotan la Capa de Ozono.

Las sustancias que agotan el ozono además son potentes gases de efecto invernadero, por lo que su eliminación también ha resultado beneficiosa para el clima y ha evitado más de 135 000 millones de toneladas de emisiones expresadas en dióxido de carbono equivalente.

No obstante, la eliminación gradual de los clorofluorocarbonos provocó una mayor utilización (en sistemas de climatización y refrigeración) de sustancias químicas conocidas como hidroclorofluorocarbonos. Estas sustancias no dañan la capa de ozono, pero son gases de efecto invernadero sumamente potentes. Se temía que el rápido crecimiento de la producción y utilización de hidroclorofluorocarbonos anulara los logros climáticos alcanzados mediante la reglamentación de otras sustancias que agotan el ozono.

En octubre de 2016, las Partes en el Protocolo de Montreal aprobaron la enmienda de Kigali, conforme a la cual se reducirá de forma progresiva la producción y el consumo de hidroclorofluorocarbonos que contribuyen al calentamiento del planeta. Los países que ratifican la enmienda de Kigali se comprometen a reducir en más del 80% la producción y el consumo de hidroclorofluorocarbonos en los próximos 30 años. La mayoría de los países desarrollados comenzarán a reducir los hidroclorofluorocarbonos ya en 2019.

Se prevé que esta reducción evitará un aumento del calentamiento de hasta 0,5 °C a fines de este siglo, a la vez que se seguirá protegiendo la capa de ozono.

“Si bien los acuerdos y la aplicación del Protocolo de Montreal han sido fundamentales para velar por la protección de la población mundial contra una pérdida considerable del ozono estratosférico, el Protocolo de Montreal también ha constituido un tratado eficaz de protección del clima, dado que ha sido decisivo para lograr una disminución general de las concentraciones de los gases de efecto invernadero de gran eficacia, que, en caso de no haberse instrumentado, habrían intensificado los efectos de un aumento del CO2 y el CH4 en las temperaturas mundiales”, sostuvo Kenneth Jucks, copresidente de la décima reunión de los administradores de investigaciones sobre el ozono y científico del programa de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) en materia de actividades de investigación y observación estratosférica de la NASA.

Interacciones entre el agujero de ozono y el clima

En la reunión de los administradores de investigaciones sobre el ozono se analizaron las interacciones más amplias que se producen entre el ozono estratosférico, las condiciones meteorológicas y el clima.

La estratosfera y la troposfera están conectadas; por lo tanto, el ozono (como principal fuente de calor en la estratosfera) influye en las condiciones atmosféricas inferiores. Se observa una correlación entre la cantidad de ozono en la estratosfera del Ártico en marzo y las condiciones troposféricas imperantes en marzo y abril, como la temperatura de la superficie. En consecuencia, la incorporación de datos sobre la distribución del ozono en la estratosfera puede contribuir a la mejora de las predicciones meteorológicas a medio y largo plazo.

De acuerdo con un informe de la evaluación científica realizada por el PNUMA y la OMM en 2014, el agujero en la capa de ozono de la Antártida ha provocado cambios importantes en el clima en superficie del hemisferio sur en el verano.

El agotamiento de la capa de ozono ha contribuido al enfriamiento de la estratosfera inferior, lo que muy probablemente sea la causa principal de los cambios observados en la circulación estival en el hemisferio sur de los últimos decenios, con consecuencias conexas en la temperatura de la superficie, la precipitación y los océanos.

Los cambios que se produzcan en la capa de ozono en la segunda mitad del siglo XXI dependerán principalmente de las concentraciones de CO2, metano y óxido nitroso, es decir, los tres principales gases de efecto invernadero de larga duración en la atmósfera. En términos generales, el CO2 y el metano tienden a aumentar los niveles de ozono a escala mundial. En cambio, el óxido nitroso (un subproducto de la elaboración de alimentos) es un potente gas de efecto invernadero y un gas que agota el ozono, y probablemente cobrará más importancia en el futuro agotamiento de la capa de ozono.

“No podemos considerar la capa de ozono y el clima como dos sistemas diferentes, dado que están interconectados”, explicó John Pyle, copresidente de un grupo de expertos que elaborará la próxima evaluación científica de envergadura sobre el ozono en 2018. “El ritmo de recuperación de la capa de ozono se verá fuertemente afectado por la futura trayectoria de los gases de efecto invernadero”, sostuvo.