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Derechos humanos |

La región del Caribe de la Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana (WACC-­‐ Caribe) exhorta a los gobiernos de la República Dominicana y Haití a trabajar en pos de evitar una crisis humanitaria en la frontera que ambos países comparten.

 De producirse las repatriaciones masivas de inmigrantes haitianos indocumentados, anunciadas por las autoridades dominicanas.

 Wacc-­‐Caribe hace votos para que ambos gobiernos abran una mesa de diálogo, que tenga como centro el drama humano, que podría resultar de la expulsión masiva de miles de haitianos indocumentados que residen en la República Dominicana, que no pudieron acogerse al Plan Nacional de Regularización de Extranjeros en situación Migratoria Irregular,  vencido el pasado 17 de junio,  puesto en marcha por Dominicana.

Consideramos que se está a tiempo de evitar el posible sufrimiento de más de 350 mil seres humanos que han quedado fuera de “ordenamiento migratorio”. Wacc-­‐Caribe recuerda que los Estados Dominicano y Haitiano que comparten la isla de Quisqueya, están llamados a garantizar el respeto a la dignidad humana de las personas, sin importar en la condición en que se encuentren.

“Todo proceso de expulsión de personas trae el riesgo de separación de familias, atropellos, violencia y otros peligros que deben sopesar los gobiernos de Haití y el de la República Dominicana”, como han advertido organizaciones humanitarias. Ambas autoridades deben dialogar para evitar el sufrimiento de las personas afectadas.

Expresamos que ambos Gobiernos-­‐Estados no estarían en capacidad de enfrentar una crisis humanitaria en la frontera dominico-­‐haitiana como se estaría previendo de concretarse la expulsión de tantos seres humanos que merecen la oportunidad de regularizar su estatus migratorio en la República Dominicana.

 Finalmente, la Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana en la región del Caribe, quiere expresar que “para Dios no hay fronteras. Él rompe las fronteras entre los pueblos como paja seca. Para Dios ésta no es tierra de perros, sino tierra de hombres. De hombres y mujeres como todos los demás. Porque en la casa de Dios nadie es extranjero”.