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Encuentro… | Solange de la Cruz Matos

Los eventos hidrológicos extremos son parte del clima local en las provincias bañadas por el Océano Atlántico, al norte de República Dominicana, provocados por los sistemas frontales sobre Las Bahamas. Pero ello no explica la cantidad de lluvia caída en noviembre pasado, causando estragos de gran magnitud, especialmente en Puerto Plata.

El ingeniero y meteorólogo Antonio Cocco Quezada, coordinador del Conversatorio sobre Meteorología, Clima y Desastres, al intervenir en la reunión de finales de marzo dijo que al investigar el fenómeno los datos climatológicos no evidenciaron la presencia de nubes cumulonimbos, que son las que suelen producir precipitaciones intensas.

 “Lo único que podría dar una razón de esa cantidad de lluvia es mucho aire frío de bajo nivel que en una capa baja generara una condensación intensa que llegara a valores de hasta 180 milímetros”, expuso.

Consideró que deben profundizarse los estudios sobre ese fenómeno, al tiempo que recordó que un evento similar, pero con más lluvias, ocurrió en 1909, hace poco más de un siglo.

En noviembre, a raíz del evento, Cocco Quezada advirtió que los eventos hidrológicos extremos asociados a los sistemas frontales seguirán sucediendo “en periodos de retorno cortos”, que oscilan entre cuatro y seis años, por lo que sugirió que Puerto Plata y las demás provincias localizadas en el Atlántico deben adaptarse a esa realidad ambiental. Apenas transcurridos cuatro meses del evento de noviembre, las lluvias y las inundaciones retornaron en marzo a Puerto Plata.

La hidrología urbana

¿Qué está incidiendo en esas inundaciones recurrentes?

Cocco Quezada apela a la hidrología urbana para ofrecer una respuesta en la que es determinante el factor antrópico, es decir la intervención humana: “La característica principal de las cuencas urbanas está representada por la reducción de la infiltración y el aumento de impermeabilización, debido al revestimiento del suelo como consecuencia de la construcción de nuevos edificios, la pavimentación de calles y avenidas y la remoción de la cobertura vegetal. Estos factores incrementan la velocidad y el volumen de la escorrentía, produciendo mayores caudales pico en comparación con los que la cuenca pudiera generar antes de ser intervenida”.

En la ciudad de Puerto Plata, indica, las cuencas son pequeñas y están asociadas a la loma Isabel de Torres: “Está demostrado que en las cuencas de pocos kilómetros cuadrados la magnitud y frecuencia de las inundaciones se relacionan con el uso del suelo”, por lo que se produce un aumento del volumen de excedentes hídricos superficiales en función del porcentaje de suelo urbano impermeable que está cubierto por techos, pavimentos y cemento y el porcentaje de área servida por los drenajes pluviales.

Advierte que las nuevas urbanizaciones van a continuar modificando el volumen de escorrentía y aumentarán la velocidad de las aguas superficiales, que terminarán con inundaciones más frecuentes. “Las lluvias han desnudado el problema del drenaje urbano”, afirmó Cocco Quezada.

Causales. La cercanía de una masa de aire frío de bajo nivel explicaría la intensidad de las lluvias registradas en Puerto Plata y la costa Atlántica en noviembre de 2016 y marzo de 2017.

¿Qué hacer?

Mediante el estudio del ciclo hidrológico urbano, Cocco Quezada sugiere planear un sistema de recolección de aguas de la ciudad de Puerto Plata para los próximos 50 años, su abastecimiento y otros problemas derivados de las experiencias obtenidas.

“Este proyecto -propone- puede ser financiado por los organismos internacionales que acostumbran a ofrecer ayuda a las zonas impactadas por las amenazas naturales, y muy particularmente las zonas declaradas de desastre”.

Sugiere un respeto absoluto al bosque nublado localizado en la loma Isabel de Torres, porque “debido a la agresividad de la urbanización hacia sus laderas, hay que establecer una frontera física al bosque nublado, fábrica natural de agua dulce, que ha suplido las necesidades de la población desde su existencia. Esa frontera física pudiera ser llamada Avenida de Circunvalación del Bosque Nublado de la Loma Isabel de Torres, un atractivo turístico. Cada metro cuadrado de bosque nublado representa 730 litros de agua al año, asumiendo dos milímetros por metro cuadrado”. Otras propuestas que realiza son planear el diseño de una plataforma para el desarrollo de la provincia de Puerto Plata que considere las amenazas naturales, y la formulación de un Plan Provincial de Gestión de Riesgos, como componente del plan nacional.

RED DE RADARES METEOROLÓGICOS

Antonio Cocco Quezada, coordinador del Conversatorio sobre Meteorología, Clima y Desastres, a raíz de los últimos eventos resaltó la importancia de implementar el Plan Operativo de Huracanes del Caribe, que contempla un radar meteorológico en las islas Turcas y Caicos. “Sería importante solicitar al Consejo Nacional de Gestión de Riesgos, encabezado por el Presidente de la República, que se hagan gestiones ante los organismos internacionales, incluyendo los Estados Unidos de América, de los radares meteorológicos de las islas Turcas y Caicos y de la isla Beata, dentro del Plan Operativo de Huracanes de la región del Caribe, que permitiría el pronóstico y seguimiento de estos eventos hidrológicos extremos”, sugiere. Los conversatorios tienen lugar cada mes en la Biblioteca Nacional “Pedro Henríquez Ureña”, del Distrito Nacional.