Las mujeres y las niñas representan la mayoría de las víctimas del terremoto y ahora enfrentan hambre, pérdida de refugio y creciente violencia, advirtió Susan Ferguson, Representante Especial de ONU Mujeres en Afganistán, en una declaración en el Palacio de las Naciones en Ginebra.
Ginebra – Las mujeres y las niñas siguen sufriendo las consecuencias del terremoto de Afganistán, uno de los más mortíferos en la historia reciente del país. Si bien las fuertes réplicas ya han pasado, las mujeres de las zonas afectadas se enfrentan a un desastre a largo plazo sin asistencia más urgente. Trágicamente, las mujeres y las niñas representan más de la mitad de las personas fallecidas y heridas, y el 60% de las que siguen desaparecidas.
Ahora, además de su dolor y pérdida, las sobrevivientes se enfrentan a nuevas amenazas, incluyendo mayores riesgos de violencia y explotación, y falta de acceso a apoyo y servicios. Como vi cuando visité una aldea en la provincia de Kunar la semana pasada, muchas familias permanecen en tiendas de campaña o a la intemperie. La infraestructura de saneamiento y agua ha sido destruida y no hay suficientes letrinas para las mujeres y niñas en las aldeas o asentamientos informales. Esto significa que tienen que caminar más lejos para ir al baño o buscar agua, exponiéndolas al riesgo de violencia y minas terrestres. El aumento del riesgo de violencia también se extiende a los hogares. Con demasiada frecuencia, se producen picos de violencia de género después de los desastres, desencadenados por la intensa presión sobre las comunidades a través del desplazamiento, la pérdida de medios de vida y otros factores.
Tras el terremoto, uno de los grupos más afectados son los hogares encabezados por mujeres; sabemos de al menos 463 de estas familias en las zonas afectadas. En la vida cotidiana, en este contexto cultural, estas mujeres ya se enfrentan a una ardua lucha diaria para sobrevivir y mantener a sus familias. Ahora, en medio de la perturbación y el caos tras el terremoto, les resultará exponencialmente más difícil alimentar a sus hijos y encontrar un lugar seguro donde vivir. Las mujeres embarazadas y lactantes también se ven afectadas. Ellas, al igual que todas las mujeres y niñas, necesitarán acceso a servicios de salud. Debido a la prohibición de que las mujeres trabajen para ONG y estudien en la universidad, las restricciones de movilidad impuestas por las autoridades de facto y la discriminación sistémica, existe una grave escasez de trabajadoras sanitarias en todo Afganistán.
Contar con mujeres en funciones humanitarias es especialmente vital para garantizar que las mujeres y las niñas puedan acceder de forma segura al apoyo que necesitan, el cual debe ser brindado por mujeres, para mujeres. No hay otra opción para brindar asistencia basada en principios. Sin trabajadoras humanitarias, simplemente no podremos satisfacer las necesidades de las mujeres y las niñas en las próximas semanas y meses. Si bien aún hace calor en las zonas afectadas por el terremoto, el invierno se acerca rápidamente. Las condiciones de vida y el acceso humanitario se volverán aún más difíciles, por lo que ONU Mujeres solicita 2,5 millones de dólares estadounidenses para ampliar un plan de respuesta y recuperación de emergencia de 6 a 12 meses.