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Tránsito y turismo haitiano en la República Dominicana
El 11% de los feminicidios en República Dominicana se cometieron contra mujeres haitianas
Liz María Sánchez, una niña de 9 años, ya no está con su familia. El vecino y amigo de sus padres, Esterlin Francisco Santos, la violó, la mató y tiró su cuerpo al mar Caribe, según las investigaciones preliminares.
La trabajadora del folklore Xiomarita Pérez fue la invitada de honor del conversatorio sobre “Reflexiones en torno al Día Mundial del Folklore”, realizado vía Zoom por la Escuela Nacional de Folklore de la Dirección Nacional de Educación Artística del Ministerio de Cultura de Panamá, que dirige Carlos Aguilar Navarro.
Santo Domingo.- El disco “Por los dos” de la banda “Pororó” cuenta en siete canciones una historia sencilla, universal y común: una pareja se enamora, vive el romance, y luego pierde la pasión.
Santo Domingo.- En la avenida Duarte, cerca de la calle Hermanos Pinzón, hubo un restaurante llamado Saratoga, propiedad de la familia china-dominicana Wong Alcántara. En 2008, esa parte de la ciudad fue nombrada oficialmente “Barrio Chino”.
A partir de la sentencia, Yocelyn dio nuevos significados a sus orígenes y a su historia como dominicana de ascendencia haitiana y al legado de su madre.
Santo Domingo.- Imagina que a los seis años tus padres te llevan a un país extranjero y ahí vives como persona indocumentada hasta los 18. Solo te quedan vagos recuerdos de la tierra donde naciste. Consideras al país donde has alcanzado la adultez, tu hogar. Hablas su lengua, te va bien en la escuela, tienes amigos y amigas.
Santo Domingo.- José Duluc es como un cazador de sonidos antiguos que trascienden épocas y permanecen en las tradiciones musicales dominicanas. Tradiciones que se han cocido y transformado en montañas, valles agrícolas, y en barrios urbanos populares y marginados.
Yamasá. –Se sienta frente al altar a reinar ante su santo, que no se parece a la figura que reposa en la mayoría de los altares de las iglesias católicas. Es, como ella, de piel negra.
Pasaron los años. El nieto cobró el aspecto del abuelo, los pinceles del tiempo blanqueron su pelo, trazaron líneas en el rostro que el drama fronterizo acentuaban. En su niñez, Regino acertó en su respuesta a Papá Juan sobre lo que quería ser en la vida, como atestiguan 45 años de sacerdocio, de entrega plena a los pobres y oprimidos, en un continuo darse a sí mismo, todo servicio y amor.
El niño tomó la mano del abuelo ciego para conducirlo a la casa materna en Licey al Medio, donde nació. En el trayecto, la voz queda del anciano interrumpió el silencio: -Mi hijo, ¿y qué tú vas a ser cuando seas grande? -Voy a ser padre, respondió sin vacilar su nieto Regino, de diez años.
Volvió a nacer. Convertido en labrador de conciencias, la suya se expandió, enriquecida en ese caminar con y como los pobres, del que emergió el hombre nuevo, el servidor comunitario en tenaz búsqueda de la unión organizada, la fuerza de Dios, la esperanza de los pobres.