Las elecciones presidenciales, congresuales y municipales de este 15 de mayo de 2016 están llamadas, al menos en teoría, a fortalecer la democracia, que “a la dominicana”, tenemos en el país.

Deberían ser unos comicios para ganar derechos.

Muchos y muchas son las que esperan  que de las votaciones surjan representantes al Congreso Nacional y  a los gobiernos locales que sean representativos de las comunidades.

La población tiene la oportunidad de expresarse. Hacer con un su voto un verdadero ejercicio democrático, eligiendo  candidatas y candidatos, que desde básicamente la Cámara de Diputados y las alcaldías, puedan hacer un ejercicio de derecho desde esas posiciones electivas.

Aunque con un sistema electoral con muchas deficiencias, injusto y discriminatorio, la ciudadanía tiene la oportunidad de hacer la excepción, votando por candidatos y candidatos que están en el ruedo con planteamientos, discursos y contenidos  que buscan un fortalecimiento de la democracia, del estado de derecho y de un ejercicio  responsable de los cargos dados por la población.

Estas elecciones tienen que servir  para ganar un Congreso Nacional  que apruebe la Ley de Partidos Políticos, la reforma a la Ley de la Policía Nacional, que retome las distintas leyes que protegen los derechos ciudadanos, por solo citar algunas iniciativas.

Tenemos candidatas y candidatos que han expresado voluntad, trabajo y activismo social que tienen el compromiso de introducir iniciativas ciudadanas de cara a la protección del medio ambiente y los recursos naturales. Para que se respete la Ley 64-00.

Compiten candidatos y candadas que están comprometidas a trabajar desde la tribuna del Congreso de la República en leyes e iniciativas contra la violencia de género, contra el machismo y por el reconocimiento de que el cuerpo de las mujeres solo y exclusivamente les corresponde a ellas y que el derecho a la reproducción es exclusivo de las mujeres.  

Ese mismo compromiso lo han expresado ciudadanas y ciudadanos que aspiran a dirigir alcaldías o ser regidores y regidoras. Esta vez se han visibilizado propuestas políticas de cambio. Todavía hace falta democratizar las elecciones dominicanas, pero en el presente torneo electoral tenemos ciudadanas y ciudadanos que se han lanzado al ruedo a conquistar los derechos ciudadanos desde las esferas de los poderes públicos electos. Es un paso de avance.

 La oportunidad está dada. Los y las ciudadanas tienen en su voto el poder decidir si se repite un Congreso Nacional compuesto por legisladores y legisladoras comprometidos  con la negación de los derechos ciudadanos o si por el contrario, vota por hombres y mujeres blindados socialmente de compromiso de cambio.