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Sí tal como recogen los medios de comunicación masivos, son ciertas las afirmaciones del canciller Andrés Navarro, de que no existen condiciones para un diálogo con Haití, estaríamos negando la posibilidad poder abrir las posibilidades del entendimiento en la isla, con todos temas pendiente en la agendas y sus complejidades.

 Es cierto. Las relaciones entre las dos naciones que comparten la isla están tensas. Es cierto que el tema migratorio ocupa las mayores preocupaciones y debates en el que ambos gobiernos están centrados.

Es verdad, también, que existen criterios y formas de ver el delicado tema migratorio que ambos países no han podido por años sentar las bases para un entendimiento.

También, es verdad que organismos internacionales buscan la forma de aperturar un diálogo franco y duradero en el tiempo. Que las conversaciones sobre distintos temas de la agenda binacional, pendiente de constituirse, sean abordados con franqueza, con disposición de resolver las diferencias en base al diálogo y la comprensión. Y claro los intereses soberanos de cada Estado. Eso no estaría en discusión de ninguna de las partes. Y así debe ser.

Cerrarse al diálogo en estos momentos es echarle leña al fuego.

Quizás y sin el quizás es que el tema de las relaciones dominico-haitianas ha sido más mediatizado que un tema político, estratégico, de desarrollo sostenible, de futuro y progreso para los habitantes de la isla.

 A lo mejor sea hora de sacar  de los medios de comunicación en tema  de las relaciones dominico-haitianas y tratar estos asuntos al más alto nivel, como diplomáticamente y en las relaciones bilaterales suelen hacerse las cosas, como manda el librito.

 Ahora, si los actores de la isla, tienen el propósito de posicionarse políticamente con el tema haitiano-dominicano, eso sería otra cosa. Pero si fuera así le estaríamos haciendo un flaco servicio a la estabilidad de los gobiernos en la isla.