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Encuentro… | Solange de la Cruz Matos

Leyendo los diarios he encontrado una noticia recurrente: intoxicación con la alimentación que se ofrece en las escuelas. Niñas y niños que acuden ávidos de saberes a los centros educativos son afectados por alimentos en mal estado proveídos, a través de suplidores contratados, por la propia entidad educativa que debe velar por su bienestar.

 Ese hecho es noticia desde hace mucho tiempo, sin que las autoridades hayan tomado el toro por los cuernos. 

Algo está fallando en el protocolo establecido para el suministro del desayuno y el almuerzo escolar. ¿Podría ser el tiempo que pasa desde que la comida está preparada hasta que se sirve a las y los estudiantes?

Las empresa suplidoras, para poder cumplir con la cantidad de desayunos y almuerzos contratados, deben cocinarlos muy temprano, envasarlos y trasladarlos a las escuelas. En ese proceso pasan horas, tomando en cuenta que algunos planteles están alejados, especialmente en las zonas rurales.

Estudié en una escuela en Yamasá que era administrada por hermanas de la Orden de la Inmaculada Concepción, en la que se ofrecía a las y los estudiantestrigo en locrio y en bollo frito, jugo de avena y otros alimentos altamente nutritivos, y todo se preparaba en la cocina del propio plantel. Cuando estaba todo listo sonaba el timbre y hacíamos filas por cursopara adquirir por algunos centavos esas exquisiteces.

Recuerdo con añoranza esos años, especialmente ahora que he leído que algunas personas que pertenecen al sector educativo han propuesto que la alimentación escolar se prepare en las escuelas, y que en ese proceso se involucre a la Asociación de Padres y Amigos de la Escuela en la supervisión de la calidad ymanipulación adecuada.

Sería volver a una práctica que funcionó bien en el pasado, sin que se reportase nunca un caso de intoxicación porque la comida estuviese descompuesta o fuese mal preparada. Y de paso, mejorar la dieta escolar, con la asesoría de nutricionistas que impartan talleres en las escuelas al personal encargado de prepararla y a la Asociación de Padres para que pueda hacer una verdadera supervisión en favor de sus hijas e hijos y del país.

 

Es hora de pensar más en el bienestar de la población estudiantil y menos en el negocio que representa otorgar contratos a suplidoras y suplidores del desayuno y el almuerzo escolar.