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Historia de vida… | Graciela Azcárate/Especial para Espacinsular

¿Por qué el 23 de agosto, aquí en la isla La Española,  en República Dominicana y en Haití no se recordó el Día internacional del recuerdo de la trata de esclavos y de su abolición? 

 En la columna de efemérides del periódico HOY leí que el 22 de agosto de 1791 se inició la insurrección de esclavos en Haití,  además de celebrarse el día de la Virgen Maria y del folklore.

Como dijo Aimé Painé la cantante étnica mapuche o como escribe el profesor haitiano Jean Ghasmann Bissainthe hay una memoria de la colectividad, de una comunidad, de una etnia, de un pueblo, un recuerdo ancestral que se mantiene en rescoldo  en una palabra, un comida, una canción, un baile, una evocación de los mayores, una plegaria  a los viejos dioses, una tristeza, un rezo que hace que “ese saber de la cultura de un pueblo  ayude a saber de uno mismo" 

Eliseo Alberto de Diego y Marruz (Lichi) escribió sentidas páginas sobre lo que habían aportado a la prosa, a la historia y al reencuentro de un continente y del Caribe en especial,  las novelas de Alejo Carpentier. 

Y es precisamente “El reino de este mundo” esa novela señera,  terminada de escribir el 16 de marzo de 1948, en Caracas la que da el tono a esa fecha emblemática de la historia del Caribe, de América y en especial de Haití y de República Dominicana.

“Los truenos parecían romperse en aludes sobre los riscosos perfiles del  Morne Rouge, rodando largamente al fondo de las barrancas, cuando los delegados de las dotaciones de la Llanura del Norte llegaron a las espesuras de Bois Caiman, enlodados hasta la cintura, temblando bajo las camisas mojadas. Para colmo, aquella lluvia de agosto, que pasaba de tibia a fría  según girara el viento, estaba apretando cada vez desde la queda de esclavos”

Es la novela escrita hace sesenta y  tres años  que narra lo que paso en ese agosto  de 200 años atrás.

En agosto de 1791, en el norte de lo que hoy es Haití, en ese momento colonia francesa llamada Saint Domingue,  se inició  la primera  y única insurrección negra triunfante. Hay escritos kilómetros de libros sobre el tema. Sin embargo Haití sigue hundida en la misma tragedia de  hace doscientos años, con el mismo atasco, negligencia y desidia  de sus “elites de carnaval” agravadas por un terremoto devastador y con un presidente,  ex cantante pop que a tres meses de gobernar no ha logrado todavía que el Congreso apruebe el Primer ministro.

Hace tres meses que el Congreso rechaza las propuestas para cubrir el cargo de Primer Ministro. El presidente Martelly, el “dulce Miguel” es otra frustración más para ese pueblo envilecido y hundido 200 años después, por las mismas “elite mulatas de carnaval”. Depredados por esa sempiterna, anacrónica y corrupta elite mulata que sigue repitiendo los viejos vicios de los colonialistas blancos de Burdeos.

En Espacinsular publican una  entrevista a Wooldy Edson Louirdon  donde relata la situación de los jóvenes haitianos que después del terremoto  han emigrado a Bogotá y Ecuador en busca de un porvenir. Han sido estafados por intermediarios que los llevaron engañados, han cobrado sumas altísimas  y los han dejado indefensos, librados a su suerte,  sin posibilidad de estudiar ni de retribuir el gasto en que han incurrido sus familiares para sacarlos del país. Sus familias han quedado sin las propiedades o los bienes que vendieron para sufragar su salida del país.

Mientras el pueblo haitiano es violado, asesinado, contagiado de cólera por las heces fecales de los nepaleses de la fuerza de ocupación de ONU que permanece desde 2004, maltratados, violados por la Minutash, mientras infectan sus aguas, mientras viven a la intemperie un millón de personas en carpas, entre escombros, ratas y basura, mientras los que pueden viajar malviven en el exterior engañados por rufianes,  el Congreso haitiano, debate como enriquecerse, como dar apoyo a sus jefes de las corporaciones mientras viven en su mundo aparte en las alturas de Kenscoff.  Entre tanto los congresistas de aquí acumulan salarios y exoneraciones ofensivas mientras se entretienen en mirar sus celulares y jugar virtualmente en las pantallas de su Ipod.

Recomiendo leer en 7 días.com un artículo de Rafael Calderón titulado “En muestra de asco” donde detalla los salarios de los congresistas y los salarios de miseria con los que sobrevive el pobre pueblo dominicano. Y es bueno que se recuerde ese 23 de agosto porque esa trata indigna del ser humano no importa el color de la piel, la procedencia ni el tiempo sigue vigente como hace doscientos años atrás. Esas son las contradicciones o las mentiras de los organismos internacionales, de las ONG o las fallidas acciones de los congresos corruptos y sus elites burocráticas.

Hace unos años UNESCO determino que el 23 de agosto era un día de relevancia porque “se dio el primer grito de libertad  que desembocaría en el único movimiento exitoso de independencia latinoamericana, “este no fue hecho ni proclamado por criollos ni por Indigenistas nostálgicos de un pasado quebrantado por una conquista que no pudieron repeler, esto fue hecho por el estrato más bajo en la escala social de la América colonial: los esclavos”.

El 14 de agosto de 1791, se celebró una ceremonia vudu en un bosque llamado Bois Caïman en  las afueras de la Ciudad del  Cabo Francés  en la actualidad Cabo Haitiano, en la colonia francesa de Saint Domingue, en la Isla de La Española.  Así lo narra Alejo Carpentier en la novela “El Reino de este mundo” en el capítulo II  titulado “El pacto mayor “.

La ceremonia fue presidida por un cimarrón  de Jamaica llamado Boukman  que brindó por la muerte de los blancos a los cuales veía como sus opresores y recitó esta plegaria:

"El Dios que creó la Tierra; que creó el Sol que nos da luz. El Dios que aguanta el océano; que hace el rayo tronar. Nuestro Dios tiene oídos que escuchan. Tú que estás escondido en las nubes, que nos observas desde donde estás. Tu vez todo lo que los blancos nos han hecho sufrir. El Dios del hombre blanco le dice que cometa crímenes. Pero el Dios dentro de nosotros quiere hacer el bien. Nuestro Dios, que es bueno, que es justo, el nos ordena vengarnos de nuestros victimarios. Es Él quien dirige nuestra lucha y nos llevará a la victoria. Es Él quien nos ayudara. Nosotros debemos de tirar la imagen del Dios de los blancos que no tiene piedad. Escuchen las voces de la libertad que hablan dentro de nuestros corazones"

Alejo Carpentier escribe: “Junto a  Boukman una negra huesuda, de largos miembros, estaba haciendo molinetes con un  machete ritual.”  Degollaron un cerdo y bebieron su sangre.

Una semana después, con el espíritu de esa ceremonia ancestral, después de ese pacto entre desposeídos, el 22 de agosto de 1791 estalló la más exitosa, las más sangrientas y la más  brutal rebelión de esclavos en la historia de la humanidad. Esta rebelión comenzó como eso, una rebelión de esclavos, sin embargo la situación internacional marcada por la  revolución en Francia, la metrópoli de la colonia y de una Europa en guerra contra esta provocó que esta rebelión pasara de ser una simple rebelión de esclavos a un campo de batalla de las guerras en contra de la Francia revolucionaria hasta convertirse en la primer guerra de independencia triunfante en Latinoamérica.  La primera república libre de Latinoamérica fue Haití. Haití proclamó su independencia después de librar una feroz guerra  de exterminio y al cabo de doce años, pudo echar a Francia y sus ejércitos  de la antigua colonia. Todo se fraguó en esa noche del 14 de agosto de 1791 en Bois Caïman y bajo la invocación del jamaiquino un 23 de agosto. 

 

Según  Unesco el 23 de agosto es el Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición. 

“La finalidad que persigue la conmemoración de este día es inscribir la tragedia del comercio de esclavos en la memoria de todos los pueblos. De conformidad con los objetivos del proyecto intercultural "La Ruta del Esclavo", ha de representar la ocasión para efectuar un examen colectivo de las causas históricas, los métodos y las consecuencias de esa tragedia, y para analizar las interacciones a que dio lugar entre África, Europa, las Américas y el Caribe. 

El Director General de la UNESCO invitó a los Ministros de Cultura de todos los Estados Miembros a organizar todos los años en esta fecha actos en los que participe toda la población del país y, en particular, los jóvenes, los educadores, los artistas y los intelectuales”. 

Las primeras conmemoraciones del Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición tuvieron lugar en varios países, en particular el 23 de agosto de 1998 en Haití y el 23 de agosto de 1999 en Gorée, en Senegal que era el puerto negrero de salida hacia América. También se organizaron actos culturales y debates sobre la trata negrera. En 2001, el Museo del Tejido de Mulhouse en Francia se asoció a la conmemoración y organizó un taller presentando tejidos llamados "Indianas de Trata" utilizados como moneda de cambio para la compra de esclavos en los siglos XVII y XVIII. 

Con la circular del 29 de julio de 1998 dirigida por el Director General de la UNESCO a los Ministros de cultura, se invito a todos los Estados Miembros a organizar actos el 23 de agosto de cada año.

 De pronto una se pregunta doscientos anos después de que manera seguimos haciendo resistencias y aboliciones porque los primeros

 abolicionistas de la esclavitud fueron los propios esclavos, que adoptaron diversos modos de resistencia desde su captura en África hasta su venta y explotación en las plantaciones de las Américas y del Caribe. Muchas veces utilizaron rebeliones y suicidios como formas de resistencia. 

Los mundos coloniales americanos se vieron a menudo conmovidos por las revueltas de sus esclavos o al menos por la amenaza de revueltas. Los administradores de las colonias inglesas y francesas del Caribe indican que, en los años 1730, soplaba un "viento de libertad" en el Caribe, lo que evidencia   un espíritu  de verdadera resistencia a la esclavitud, que terminó medio siglo después con la rebelión de los esclavos de Santo Domingo. 

Desde finales del siglo XVII se alzaron voces, de manera individual o en el marco de la creación de múltiples sociedades y comités abolicionistas para condenar la trata negrera y la esclavitud. La principal impulsión fue inglesa. Hasta finales del siglo XIX, abolicionistas británicos, franceses y norteamericanos elaboraron un conjunto de argumentos esencialmente morales, religiosos, a veces económicos, y medidas de acción contra la trata negrera y la esclavitud. 

Fue un proceso irreversible que se inició con la destrucción del sistema de la esclavitud en la colonia francesa de Santo Domingo a finales del siglo XVIII. Este proceso se prolongó hasta 1886 en Cuba y 1888 en el Brasil. La sublevación de los esclavos de Santo Domingo, en agosto de 1791, destruyó el sistema colonial del Caribe provocando una insurrección general que desembocó en la abolición de la esclavitud en la Isla y en la guerra de la Independencia. Tres sistemas quedaron en proceso de destrucción: la del sistema de la esclavitud, la de la trata negrera, la del sistema colonial. 

En el siglo XIX se promulgaron dos decretos de abolición: el Abolition Bill, votado en agosto de 1833 por el Parlamento británico, y el decreto francés firmado por el Gobierno provisorio en abril de 1848. En los Estados Unidos, Abraham Lincoln, elegido nuevo presidente en 1860, decretó la abolición de la esclavitud en toda la Unión una vez acabada la Guerra Civil, en 1865. De tal manera, instauraba la abolición de la esclavitud –que afectaba entonces a unos cuatro millones de personas- como 13a enmienda de la Constitución Americana. 

Algunos abolicionistas famosos  fueron: Toussaint-Louverture , Harriet Tubman , Frederick Douglass , Victor Schoelcher y William Wilberforce.

Nota: Esta historia de vida fue escrita el 23 de agosto de 2010 y publicada en Espacinsular. Reescrita e ilustrada hoy martes 23 de agosto de 2016.